Julio – capítulo 20

«Ah, vos querés decir por qué todo esto. Andá a saber, yo creo que ni vos ni yo tenemos demasiado la culpa. No somos adultos, Lucía. Es un mérito pero se paga caro. Los chicos se tiran siempre de los pelos después de haber jugado. Debe ser algo así. Habría que pensarlo.»

desde ese otro lado

de ese otro lado

dormitaba sobre las nubes que flotaban dentro  de ella. era una adolescente revolcándose en la esponjosidad densa… en la blancura ciega

durante algunos instantes podía recordar con su espalda la quietud de la tierra, y
aunque se relamiera en ese calor húmedo, siempre irrumpía un árbol, alguna porción de agua.

nunca consiguió permanecer en su invento sin que el peso de los días transcurridos la obligue a reconocerse.
con frecuencia se queda ahí, claudicado entre la levedad del vapor y el asfalto.

zambullirse

zambullirse

con su sombra que no lo abandona, él se prepara para dejarse caer.
sus rodillas se inclinan y va pensando en cómo será tocar la tierra.
duda por momentos, pero es demasiado tarde para volver atrás.
el mar será el cielo y su suelo el aire
tiene de eje un ombligo y como única certeza sus manos.
negar la caída es mas doloroso que afrontarla

la mujercita de tu ombligo

Sumergida en el fondo de un océano, sólo por momentos veo los hilitos de luz mojada que iluminan algunos contornos

Cuan lejos estará el cielo?

Sé que no llueve.

Tengo todo el tiempo, no hay tiempo.

Los momentos transcurren y pierdo el ritmo del reloj.

Me han crecido branquias.

Que estarás haciendo?

Como serán tus días amarillos?

Como serán tus siestas?

Me río cuando pienso en vos y tus pelos de lana.

La gente se sorprende de vos, tenés que saberlo.

Los comprendo, es que no entienden que exista un león-pájaro.

Yo lo se porque te sentí abrazarme,

Porque vi crecer ríos en tu habitación.

Quisiera estirarme y aparecer ahí, donde estas.

Te pienso tanto que hasta dudo de si estas adentro mio..

Que cosa seria, no? Yo extrañadote y vos adentro mio, ahí escondidito.

Pero no, sé que andas por ahí desempleado de normas.

A propósito, como van los adornitos de orejas?

Que bien te sale apretar la nariz contra los labios cuando los miras,

Es la señal que necesitamos para saber que van a tener éxito.

Yo por mi parte dudo si esto de las branquias es buena señal o no.

Vos no tenés que preocuparte por eso,

No creas que olvide que quedamos en encontrarnos para respirarnos.

Hable con una chica que me presto un lápiz 6b

Ella me hizo saber en sus subtítulos que pronto me crecerían las aletas.

Estimo que después de las aletas vendrán al menos unos débiles femurs..

Y así, desde el fondo del mar a pez,

de pez a anfibio,

de anfibio a yaguar

y de yaguar a mujercita de tu ombligo

pasajera en trance

No se si mi abuela hizo bien en decirme que echando a perder se aprende.
Soy de apariencia terrestre pero suelo tener branquias. Transito con la misma inconstancia códigos normativos y playas. Soy chiquita para estar más cerca del eje que pierdo con facilidad. Ideas enroscadas me ensortijaron el pelo y los ojos me quedaron grandes de tanto no poder creer. Llevo una foto de mi abuela donde vaya y prendo velas para renovar.
Soy hija de un poeta y una sacerdotisa de sabores. Nada me enternece más que mi hermana-luna y su hija-mariposa.
Siempre me costó hacer amigos, pero tengo, muy particulares todos. Por lo general se trata de gente con algunas heridas que de tanto en tanto se les nota. También es gente que ríe a carcajadas, que por ahí se le sale el patín, que se deja llevar por noches y se devuelven a la vida por las tardes. Ellos son locos, profundos, sutiles como fantasmas… los hay místicos también.
Me gusta dormir con los rulos pesados en el hombro de un león-pájaro. Soy la mujercita de su ombligo.
Me detengo en aeropuertos sin quien anuncie los vuelos, nunca se donde aterrizaré la próxima vez.

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