el sacerdote de lo innombrable que se dejó ver una mañana

Esta mañana leí poemas mientras tomaba atole. Sentí el primer golpe, y no me detuve, hasta que fue imposible permanecer inmune ante esos alaridos. Mire mi pecho y mi esternón sonante. La piel se estiraba en forma de puños, hasta que por fin de vi salirte de ahí, llenando todo de olor a tabaco y girasol. Apareciste como si nada, con tu risa que quiere verse y esconderse al mismo tiempo. Tenias puesta la misma camisa de flores con la que te vi esa noche que te exorcizabas bailando, la que te pusiste también para que le leamos poemas por el micrófono a la gente que pasaba.

Borges nos miraba desde el sillón haciéndose el ciego. No se inmutó por tu presencia, porque sabe de esas cosas de seres que parece que se van o se quedan pero nada de eso.

Te abrace tanto y tan apretado que tu panza se me hizo de masa y te moldee para contarte lo mucho me me habías hecho falta estos meses. Me hablaste de tus amores, y de los hijos que tuviste y mataste porque te olvidaste de darles de comer mientras pintabas en un bar en el que si pagas una tasa de café podes servirte otra vez.

chiago

Se termino el atole y eso nos sirvió de excusa para dar una caminata en las montañas, y me ayudes a juntar el cartón para las libros. Te dije que me dejes escrito en las piernas los mapas para encontrar las palabras, que los escribas con tinta indeleble porque a veces se me olvida y entonces vienen los días almidonados.

Si hubiera sabido que venías, te hubiese pedido una botella de mescal, que una mejor dos, para que nos las tomemos mirando el techo y que vos fumes como si tuvieses un cigarro interminable, y nos acordemos de tu vecina la religiosa y nos riamos de ella como hienas malvadas.

Te pedí que no te fueras y te reíste abrazándome, y me dijiste que siga siendo la flor en la meseta, y que sabía que tenia que hacer para tener manos de cielo. Te pedí que no te fueras, que me des una mano con eso de que a veces se me olvida todo, que vayamos a prender una vela a la montaña y que se queme todo otra vez. Te reíste, agarraste la pluma, me la frotaste como a un bisturí por el pecho que aún no se reponía de los temblores y entraste como un pulpo gelatinoso en mi cuerpo que te recibió pacífico.

Te pedí que no te fueras. Te quedaste.

 

2 comentarios en “el sacerdote de lo innombrable que se dejó ver una mañana”

  1. tengo que confesarte que tambien te soñe pero fue meses atras, justo al final de el ultimo preicipicion en que cahi, parece ser que cuando uno nace pajaro y tiene alas que se olvidan que vuelan se le encarnan las plumas, se llena uno se engorda el dorado por simple pichon, se dan los vuelos de gallina, si se teme lo suficiente y con fuerza el cuerpo se adapta y de ahi para adelante seran solo pequeños saltos, a mi me tiraron a un poso, mejor dicho me arroje, se dice que la voluntad de dios es el amor y precisamente estaba enamorado de todo el camino y letreros de las vegas que decian PRECIPICIO ADELANTE y yo juntando toda la necesidad de haber sido amado, todo el aire de dar y toda la precipitacion con la que le dave vuelo a mis naufragios cahi tanderecho que hasta termine en otro estado del pais, al orgien, a la cama tendida y el aire acondicionado, la bruja que mejalo las patas, los pantalones, las distancias y el sombrero volvio a ser el fantasma transparente que me sedujo y asi apareci desde cero y con nada en donde comense, mis alas estaban abiertas, heridas, pero un pajaro no por estar herido olvida volar… en ese sueño de los primeros dias, el mundo se volvia loco, sierta liberacion propagaba un cahos total que hacia que el ejercito se encargara de meter a la fuerza a la gente en habitaciones casas y dejarlos a su destino ahi dentro con las puertas cerradas a todos los locos que anduvieran por la calle, yo dava salto de toloache entre los callejones de guanajuato brincando casas y escaleras y atravezando el suelo cuidando de no golpearme la cabeza con el techo de los tuneles, con un cristal transparente cuarzon en las manos, gritando, somos los ojos de dios, mi carne tomaba otra forma, soltaba su comodidad de los huesos, mis muelas tiraban de mis cejas, mis huesos cahian blandos y se volvian a endurecer, asi mi carne se desacia y comprobava la fuerza de dios, por cada miedo que tuve una espina y mi cuerpo termino siendo un nopal, comense a deambular entonces por las calles, sin peso, sin ver a alguien mas, pero si podia ver, podia ver a la gente pasando en otra dimencion, aveces muy rapido aveces muy lento, vi la tumba de mis padres y el tiempo crecer un arbol y llenarla de ojas y asi hasta que mas que el nombre valia la piedra porque como a todos nos espera al apegarnos a un nombre, en algun punto de la historia solo representara un orden aleatorio de letras sin alma que las una entre si, ya cuando no quede recuerdo, segui caminando fotando, veia los nopales de otros cuerpos que tambien nacieron planta, derrepente escuche una corneta bici, mi amigo roberto espejo estaba ahi, siendo el como el es, vendiendo aguas frescas a un publico, a una fiesta esperada, lo acompañe a la fiesta, un nuevo mundo, una nueva forma de existir, la musica se escuchaba a cuadras y celebraba el renacimiento, conocia sin conocer a todos pero la primera voz que reconosi fue la tulla, llamandome, y martin detras con su guitarra, desperte sintiendo nada mas que mi espiritu, no te miento, no se quien mas lea estas cosas, la sensacion de tener carne tardo un tiempo mas es surgir, examine mi cuerpo haber si no tenia espinas, ambos supimos que fuimos y somos hermanos el dia que por un microtablero de ajedres que se le resvalo a alicia de las manos todos fuimos niños, y recuerdo que un limon fue parte de la historia, y bailabamos en el quiosco con el sol y la media luna de pelo de melissa la miel que terminaria caminando sin miedo en la corniza del edificio de caida de tres pisos mientras el sol tenia un buen orgasmo que le quitaba toda la pena, habia tambien gente de australia, cosa que nunca vi, y ashley tenia el pelo azul, yo siempre quise crecer siendo niño, siempre quise ver lo no visto y esa noche temblaba de ver deveras, supe que eso era ser parte de un capullo, que el miedo que se vence se hace materia transformable, supe de tus manos que me sostuvieron hasta que el azul del horisonte salio de mi corazon y mi pecho y me dejo tranquilo sin temblarle a nada ese dia te di lo que tenia que darte, la prueba del tiempo, un regalo invisible guardado en mi alma porque savia que en mi carne duraria muy poco tiempo, no te pierdas, construlle tu casa, entra ala tierra y de flor haste arbol, arbol de lago y cielo, es tiempo de mirar que brota en la sombra de tus ramas, quien descansa en tus pies puede ya provar tus frutos, asegurate de que tus pasos planten semillas, cuando era pequeño tenia una capa negra y roja, y decia abracadabra… tres, hacer lo que se dice, decir lo que se piensa, yo creo que de alguna manera mori, tanta imagen de mi mismo no podia volar a ninguna parte, volar es el viaje mas ligero.

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